Hay muchas películas que al verlas uno se pregunta cómo es que llegaron a hacerse. Este es el caso de la increíble Swiss Army Man.
Su premisa argumental es tan peculiar, que decir de qué se trata no llega a describirla de manera satisfactoria. Sin embargo, lo voy a intentar. En una isla desierta, el náufrago Hank Thompson (por si no lo pillaron, guiño al famoso náufrago Tom Hanks) está a punto de suicidarse. En el último instante, ve algo que hace que cambie de opinión, el cuerpo de un hombre de su edad tirado en la orilla. Esperanzado, Hank se acerca a él, sólo para comprobar que se trata de un cadáver. Pero este cuerpo muerto es tan especial que sólo con la fuerza propulsora de sus pedos, sí pedos postmortem, se transforma en una lancha motora que Hank utiliza para salir de la diminuta isla en la que se encuentra y llegar a una playa que aparentemente está cerca de la civilización.
Sí, exactamente. Y todo lo que acabo de contar ocurre antes de los títulos de crédito iniciales. Con esta secuencia surrealista, Swiss Army Man no ha hecho más que empezar. A partir de aquí, todo es posible. Hank, interpretado por Paul Dano, encuentra en el cuerpo de Manny, Daniel Radcliffe, no sólo una herramienta multiuso como indica el título de la película, sino eventualmente un interlocutor para sus problemas existenciales, un amigo, un alma gemela. Y no quiero contar más, el que tenga interés, o no se lo pueda creer, que vea el tráiler o la película directamente.
La única manera de poder sumergirse en una historia de este tipo es hacerlo de cabeza, sin prejuicios. Es el cuento por excelencia. Dos personajes en un mundo creado por ellos, en el que pueden ser quienes son. Hank comienza necesitando a Manny, pero a lo largo de la historia, mientras Manny cobra vida (¿literal, metafórica?), la relación se va haciendo pareja hasta convertirse en amistad. En historia de amor.
En una entrevista a Paul Dano, dijo que le describieron el proyecto de la siguiente manera: «el primer pedo te tiene que hacer reír y el último llorar». Creo que es una descripción bastante acertada, y que además la película lo consigue. No es fácil transitar con éxito esa delgada línea evitando que una idea que suena ridícula, haga el ridículo. Ayuda mucho la comprometida interpretación de los dos protagonistas, la cuidada fotografía, el bello diseño de arte. Y un aparte para la música de Andy Hull y Robert McDowell, de Manchester Orchestra.
Me puse a investigar un poco al terminar de ver la película de Daniels. No me refiero al apellido Daniels. Se hacen llamar así los dos directores y guionistas Daniel Kwan y Daniel Scheinert, quienes aparentemente dependen el uno del otro como Hank y Manny.
El proyecto de Swiss Army Man surgió en el laboratorio de creación del Sundance Institute. Esto no es garantía de nada necesariamente. Ni de que vaya a resultar algo interesante a nivel artístico, ni de que se vaya a producir. Recuerdo cuando Sundance era sinónimo de cine indie, cuando cualquier cineasta independiente soñaba con tener un hueco allí. Ahora sigue siendo un referente, pero ese cine independiente muchas veces no es más que cine un poco más barato que las producciones habituales, en el que no siempre hay riesgos narrativos ni ideas inesperadas. La realidad es que el sistema comercial mastica y deglute muy pronto cualquier ansia creativa, he visto muchos cineastas disolverse en el status quo con más rapidez de la esperada.
Pocos guionistas y directores pueden permitirse salirse de los cánones. Y, como suele pasar en todos los ámbitos, raritos puede haber solo un par y ese lugar en el cine mainstream ya lo ostentan Charlie Kaufman, Spike Jonze y alguno más. Sólo me queda desear que los Daniels tengan muchas más ideas como esta, y que sean de digestión lenta o nula.
De momento, está claro que arrancan con el respaldo de un reparto famoso, crítica favorable aunque dispar, y sobre todo distribución internacional.
No sé cuál será su destino en España. De momento, la distribuye Disney y se estrenará próximamente, nada mal para ser una película indie. O lo que tácitamente hemos acordado en denominar indie.
Swiss Army Man fue estrenada en el Festival de Sundance donde tuvo muy buena recepción, aunque por lo que leí, varios miembros de la audiencia salieron del cine en mitad de la película. Esto último, lo de salirse del cine, también es un buen reclamo publicitario «Oh, ¿qué tendrá de especial esa peli que la mitad de la gente dice que es tan buena y la otra mitad se va del cine?». Pues esta, en mi opinión, es muy buena. Véanla hasta el final.
Inés González.