El reflejo oscuro. Philip K. Dick y la identidad falsa en el cine.

“Muchas personas aseguran recordar sus vidas anteriores. Yo por mi parte, afirmo que puedo recordar una vida presente distinta.” Philip K. Dick.

Es inevitable recordar a Philip K. Dick cuando pienso en falsas identidades. Aunque quizás lo más acertado sería hablar de identidades múltiples que viven en un mismo cuerpo, al punto de que las diferentes personalidades que habitan el envase-cuerpo no se distinguen la una de la otra. Ese fino y peligroso límite entre la realidad aceptada por la sociedad y la otra realidad que percibimos como cierta, pero que más vale callarse a no ser que quieras que te tomen por loco.

La obra de Dick es interesante y compleja, sin dejar de ser divertida lo cual es un mérito enorme. También fue interesante y compleja su vida personal. Invito a todo el mundo a tomarse el tiempo para leer su biografía, es para un programa de Íker Jiménez, con eso digo todo. Más allá de la vida real y literaria de Dick, quiero aprovechar para recordar las tres películas basadas en su obra y que tratan sobre el asumir una identidad falsa que más me gustan.

Simplemente por seguir un orden cronológico, comienzo por Blade Runner. Recontra conocidísima por todos, ni vale la pena recordar su argumento. Vale, sí. Deckard un “blade runner”, una especie de detective del futuro, debe localizar a ciertos replicantes, seres artificiales biológicamente humanos pero con tiempo de vida delimitado.

Los replicantes son tan perfectos que muchas veces ni siquiera ellos mismos saben que lo son. Tienen sentimientos, recuerdos. En el proceso, Deckard no sólo se enamora de una replicante, sino que recibe una lección sobre el valor de la vida y la muerte por parte de otro, con una de las frases más bellas del cine: “todos esos momentos se perderán en el tiempo… como lágrimas en la lluvia.”

Pero quizás una de las cosas más interesantes de Blade Runner es cómo la realidad y la ficción se confabulan para crear un mito aún mayor. En la versión que se estrenó originalmente en cines, Deckard es un humano que se enamora de una replicante, etc. En la versión que el director, Ridley Scott finalmente pudo estrenar según lo que originalmente quería, Deckard es un replicante que cree ser humano. Esta vuelta de tuerca no solo refuerza la poesía y las capas de realidad y de identidades que maneja la historia, sino que al margen de la ficción, creó una nueva Blade Runner. Según la que elijamos ver, la lectura de la película cambia totalmente. Todo porque Ridley Scott tuvo que asumir la identidad de hacerle caso al estudio de turno, antes de poder imponer su corte final, años más tarde.

La segunda película es Total Recall, de Paul Verhoeven aquí titulada “Desafío total” aunque la traducción más literal sería “Recuerdo total”. Aquí Quaid, Arnold Schwarzenegger (que digan lo que digan, mola), tiene sueños recurrentes sobre marte, al intentar implantarse recuerdos falsos en una empresa que lo ofrece como servicio recreativo, estos entran en conflicto con sus recuerdos reales. Quaid descubre que está viviendo sin saberlo con una personalidad implantada artificialmente, y que su vida no es su vida. Buscando recuperar esa identidad olvidada, se embarca en una aventura bestial. Se hizo hace poco un remake de esta película, y aunque la protagoniza Colin Farrell que también mola, para mí es mucho más fría que la versión anterior.

A-Scanner-Darkly

Para terminar, me quedo con A Scanner Darkly, de Richard Linklater. En este caso, Arctor, su protagonista interpretado por Keanu Reeves, es un policía que asume una identidad falsa para infiltrarse en el mundo del tráfico de una droga llamada Sustancia D. A lo largo de la historia, la identidad de Arctor comienza a jugarle malas pasadas, al punto que desarrolla prácticamente un desdoble de personalidad. Para acentuar la dificultad de identificar a las personas, los policías de este futuro llevan unos “scramble suits”, un traje que cambia constantemente el aspecto de la persona que lo lleva, de modo que es imposible reconocerla. Esta película está realizada con la técnica de rotoscopía, o sea animación realizada sobre las imágenes rodadas de los actores. Esto permite no sólo tener el realismo de la interpretación, sobre todo cuando en tu electo están personas como Winona Ryder o Robert Downey Jr., sino también poder manipular esas imágenes para crear ese mundo pesadillesco en el que la realidad se va desdibujando.

En la realidad, el asumir otras identidades suele ser trágico o patético, además de peligroso. El peligro de perdernos y ya no saber quien somos en realidad. El peligro de que nuestro reflejo sea tan oscuro que no podamos verlo. En el cine, es una de las grandes tramas y uno de los grandes desafíos. Sólo podemos sentarnos y disfrutar de esa confusión, dejar que nos engañen o que nos desconcierten. Perdernos entre lo que se ve y lo que no se ve.

Como dice Arctor en A Scanner Darkly: “¿Qué ve un scanner? ¿Dentro de mi cabeza? ¿Dentro de mi corazón? ¿Ve dentro de mí? ¿Dentro de nosotros? ¿En forma clara u oscura? Espero que vea claro, porque yo ya no puedo ver dentro de mí. Sólo veo oscuridad.”

 Inés González.