Así que mi suegra fue una cornuda… sin remedio ni contemplaciones.
Dicen que esa tarde noche, un hombre estuvo rondando la casa del nº 63 de la calle del abejorro, medio tapado por los setos, parecía vigilar el interior.
La vecina del 67 ya no se molestaba en esconderse tras los vistillos; sacó unas pastas y un termo de café y se puso a esperar los acontecimientos; sabía que algo iba a pasar y que sería muy entretenido además esos últimos días en la tele sólo hablaban de lo de Francia donde unos melenudos tiraban piedras a la policía – un completo despropósito – , el vecino del 65 a punto estuvo de llamar a las fuerzas de la orden pero justo cuando descolgó el teléfono para pedir socorro, la puerta de entrada se abrió e iluminó el portal y pudo ver a mi suegra sacar dos maletas, dejarlas en las escaleras y cerrar la puerta.
Ipso facto la sombra se acercó, su silueta se dibujó y por fin reconoció a Víctor quien aparentemente derrotado cogió las dos maletas y se fue arrastrándolas como dos fardos de mala suerte.
Entonces entendió dos cosas;
A Víctor le acababan de echar de casa lo cual le entristeció porque siempre fue un buen vecino, casi un amigo
Carmen se había quedado libre lo cual no le entristeció tanto. Siempre pensó que era mucha mujer para tan poco hombre. Miró a la suya y pensó que ojala ella también se marchase de casa.
Mientras, en el salón, mi suegra por fin había empezado a llorar y ya no podía parar. No sólo lloraba por el fracaso matrimonial pero también por la humillación de tener que anunciarlo a su familia, tener que escuchar los “sí ya te dijimos que”… Pero lo que más la mortificaba era la reacción de su hijo… ¿cómo explicarle que papa no iba a volver a casa? ¿Cómo decirle que de ahora en adelante, su padre tendría otra casa, otra familia, que tendría que conocer a esa robamaridos – en adelante conocida como esaseñora – quien destrozó su hogar?…
Esa pregunta fue un revulsivo, la imagen de su hijo abrazado a esaseñora junto con las copas de Whisky de malta que se había tragado para pasar el mal trago, valga la redundancia, la llevaron directo al cuarto de baño donde según sus palabras “vomité hasta mis higadillos, cuando conseguí ponerme de pie y mirarme al espejo la imagen que me devolvió fue la de la loca de Chaillot o sea la de una aristócrata en decadencia y era justo lo que yo me había vuelto, así que pensé: Carmencita saca pechos y rehazte el moño, mañana será otro día ya improvisarás”
Lo cierto hija, es que tu conociste al hombre que es hoy tu concubino puesto habéis decidido no casaros pero de pequeño era muy distinto, nació después de 24 horas de dolores y eso que no pesó ni 3 kg al nacer, sigo recordando a la monja que me decía que no era para tanto y me ordenaba dejase de quejarme, yo la maldecía, creo que atender a parturientas doloridas es la venganza de cualquier monja por sus votos de castidad, después de 3 horas de dolorosas contracciones que hacían de mí una infrahumana la espeté; váyase al infierno, deseo que la preñe el espíritu santo para que pueda tener la grata experiencia de parir con dolores y así poder redimir su pecado venial, total que dar a luz a mi hijo casi me llevó a la excomunión, finalmente entre gritos que sospecho podrían haber servido de inspiración para la niña del exorcista, por fin salió el niño a las nueve y dos minutos… recuerdo que mi hermana cuando nos visitó, llena de envidia porque ella no podía tener descendencia, miró al crío y soltó “desde luego hija tanto esfuerzo para tan poquita cosa, no sé si compensa”, como castigo la taché de posible madrina… en fin que para mí mi hijo era la criatura más bonita del mundo, pero lo cierto es que sí era tirando a enclenque… lo cual me llevó al primer fallo que quizá propició el fin de mi matrimonio, como buena madre me dediqué a mi hijo al 110% y sí es cierto Víctor pasó en un tercer plano, y te digo una cosa, en el momento de mi divorcio no me arrepentí, por lo menos mi hijo sí seguiría conmigo hasta el final, y eso fue otro fallo mío de tantos, porque los niños también terminan por largarse y en mi caso fue más pronto que tarde. Pero en este preciso momento no lo sabía, perdido mi marido MI ÚNICO CONSUELO ERA TERNERLE y no estaba dispuesta a compartirlo con nadie.
Así que al día siguiente cuando se despertó, le preparé el desayuno y le dije muy serenamente “Hijo ahora sólo estamos tú y yo, tendrás que ser fuerte ahora eres el hombre de la casa”, yo me había preparado para llantos, preguntas dolorosas de difíciles respuestas y me había hecho un guión, pero no estaba preparada para su respuesta, tranquilamente se terminó el zumo y me dijo “bueno si así ya nos os escuchó pelear casi que me alegro” y me plantó y beso y se fue al cole… me dejó estupefacta, enrabietada, desconsolada, atónita y no sigo por no parecerme a Shakira… Sin nada que hacer, daba vueltas como una peonza, me sentía borracha, mareada, así que pensé que era un tontería padecer los síntomas sin tener la enfermedad y me agarré la botella de Chivas… pasé el día entero viendo lo del mayo francés en la tele “prohibido prohibir, debajo de los adoquines está la playa, queremos tiempo para vivir”; me enamoré de Cohn-Bendit y eso que a mí los pelirrojos siempre me dieron grima, las pelirrojas mientras tanto no, son tan explosivas que parecen prostitutas en cuanto se ponen unos guantes largos de satén… lo entendía todo tan bien, esos jóvenes reclamaban lo mismo que yo, querían un revulsivo en su vida… te lo digo en serio si no fuese por mi hijo, yo hubiese cogido el primer tren a Paris y me hubiese plantado en una barricada, a dios gracias que era madre porque hubiese sido capaz de quemar mis sujetadores y eso sí que es una forma idiota de revindicar, un buen sujetador es una arma letal para combatir a un hombre, si Jane Fonda hubiese llevado un corsé hubiese terminado transexual… en fín que pasé las primeras semanas en un estado comatoso, entre drogada por las pastillas para dormir y exaltada por el malta.. Mi hijo, al llevar la separación de una forma tan natural me había desbaratado los planes, yo quería ser una madre coraje y me estaba transformando en Bett Davis en qué fue de Baby Jane… Los primeros fines de semana que pasó con su padre y esaseñora fueron un infierno, volvía a casa súper encantado, yo tenía ganas de arrancarle los ojos pero hacía como que me parecía genial… el día que me dijo que esaseñora no se llamaba así sino que Cristie, supe que también le estaba perdiendo a él… Así que entendí que tenía que reaccionar YA, tiré todo el alcohol que estaba en casa, y no tomé las pastillas de dormir, toda la noche pensé en un plan… Mi hijo por lo visto seguía queriendo a su padre, me pareció muy ingrato por su parte pero sabía que contra eso no podía luchar, lo que sí podía hacer era impedir que tenga contacto con esaseñora… entonces lo único que me quedaba es que Víctor le vea en mi presencia.
Lo planeé todo, al día siguiente me vestí de medio-viuda (o sea que me puse lo más feo y gris de mi colorido armario, vamos que iba como las demás madres belgas por primera vez en lo que iba de escolarización de mi hijo) y fui a ver a su tutora… Le expliqué lo de la separación, ella me contestó que mi hijo ya le había puesto al corriente de la situación, que no le veía distinto, que seguía sacando las mismas notas – es decir que seguían siendo regulares tirando a malas – vamos que iba de cráneo a repetir curso pero que ella no lo achacaba a la situación familiar, mi hijo era vago y punto. Yo eso lo sabía porque para protegerle de las reprimendas paternas – era muy tierno y sensible y eso lo podía traumatizar inútilmente – había firmado todos los boletines nefastos que me trajo a casa – y a efectos de su padre el niño iba excelentemente bien. Cuando volví a casa llamé a Víctor al trabajo y le describí con ayes y señales el fracaso escolar de su retoño sin mencionarle eso sí que siempre tuvo notas pésimas. Culpabilizándole de todo el mal porvenir que le esperaba a su hijo, le exigí tome cartas en el asunto y también le advertí que el niño ya no se podía ir de fin de semana con su entrañable nueva familia. De ahora en adelante tendría que estudiar en casa… Y el pobre Víctor aceptó… durante meses vino todos los sábados y domingos a darle clases a C. El niño protestó pero le prometí dos meses de vacaciones enteros con su abuelo en España si aprobaba – de paso quitaba a Víctor el derecho a tenerle con él en verano – y así cada fin de semana de 15 a 19 volvíamos a ser la familia malavenida de siempre.
El niño aprobó el curso…. El truco dejó de funcionar pronto pero alivió mis primeros meses de separada. Luego C entró en el instituto y dejó claro que eso de estudiar el fin de semana se iba a acabar… vamos ya sabes; dejó claro que estudiar no era lo suyo… Yo rechacé la idea de volver a casa de mi padre, no podía soportar volver a ser su hija, es decir seguir sus preceptos a cambio de su dinero… tendría que pensar en trabajar…
Y eso es otra historia… la conoceréis en el cap4 –CUANDO MI SUEGRA SE PUSO A TRABAJAR Y CREÓ UNA ONU DE ANDAR POR CASA
Fdo Crueladeval, sufridora de suegra en sus momentos de inspiración