Listas, bobadas y faltas de ortografía

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Una vedette con barba. Unos pechos de mujer. Una supermodelo. Un travesti fadista. Una prostituta de Las Vegas. La momia más bella que jamás pudo imaginar JP Gaultier. Un butanero empotrador…

Así, hasta 44 veces, nos pasamos las reglas por el arco de triunfo.

Toda la vida huyendo de las tendencias. No era intencionado… o sí. Será que a lo que no nos interesaba no le prestábamos atención.

Y hemos descubierto que ahora estamos igual. Seis años después del primer número y seguimos igual de gamberros.

Tampoco es intencionado, la naturaleza antoñil es cuestionar si ESO tan de moda mola tanto o no.

Hacia falta oxigenarse un poco, hacer otras cosas, observar desde la barrera, bajar a la trinchera.

Desde la trinchera me he ratificado en lo que siempre pensé: todos hacen lo mismo, con ligeras variaciones, porque no tienen tiempo de pensar. El 99% de las veces han perdido hasta las ganas.

En el mundo del diseño editorial a dedicarle demasiado tiempo a una página se le llama «sobremaquetar». Lo triste es que a tomarse tiempo para pensar una entrevista, reportaje o editorial de moda, también se le considera una pérdida, demasiado trabajo para la mierda de papel en el que se va a imprimir y para los cuatro gatos que leen los contenidos.

Listas, bobadas y faltas de ortografía, es lo que triunfa ahora en los medios.

Y leo a los Ché Guevara del periodismo, todos con la barba afeitada, y hablando de deportes.

Por eso había que volver, para evitar el triunfo total de los bobos. Es una cuestión de dignidad.

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