Cibeles, comentarios de aquí de allá

Cibeles, comentarios de aquí y de allá

Me ha encargado la jefa que recopile comentarios e impresiones sobre esta edición de Cibeles. A ser posible, de todo un poco.

No tengo sus contactos. Tampoco tuve acreditación. Mi experiencia personal en esta edición se limita a una invitación a un desfile, que me pasó ella, y que nos permitió babear juntas en la grada de prensa, mientras Antonio Navas paseaba frente a nosotras con un pantalón y botas de cuero, en el desfile de Carlos Díez… Aquí sí que me quedo sin palabras.

Claro que pude pasear un poco por el Cibelespacio, para constatar que siempre es lo mismo y lo mismo y lo mismo y lo mismo… El día de la marmota en versión pretendida pasarela de moda internacional.

La misma Melania Pan (mejor sin el rubio platino; pero no mucho mejor, lo que hay es lo que hay). Las mismas pijas disfrazadas de Sara Carbonero. Las mismas mamarrachas, pretendientes a futuro estilista, con liguero y medias (si estas son las que nos van a vestir en el futuro, pienso ir en chandal cada día, lo juro…)

Me hubiera gustado poder entrevistar a algún diseñador, pero, como digo, mi pase no me permitía llegar más allá de la grada.

Entre los comentarios que me han llamado la atención, destacan los incluídos en este artículo, de María Ovelar, publicado en ElPaís.com:

«Hay algo en el aire que hace que surjan planteamientos nuevos…, y que pienses en qué vas a invertir el dinero. Se me ocurren infinidad de iniciativas hiperdivertidas, fantásticas y muy locas que en una pasarela no podría hacer… Porque yo no soy Dior», razona Lydia Delgado. Razón no le falta. ¿Quién en España podría presentar una colección en una carpa con 800 asientos (una barbaridad) en los jardines de un museo como el Rodin de París? Eso hizo Dior el pasado 24 de enero. Una vez más, queda claro que esto no es la Semana de la Moda de París.
Hace unos días, Álvaro Castejón, la mitad de la firma Alvarno, comentaba: «El panorama no es muy alentador. Nosotros desfilamos aquí [Off Cibeles], pero a los dos días nos vamos a París a un showroom para vender nuestra línea a nivel internacional. Hay que ser realistas, Madrid no entra dentro del circuito internacional. Queda mucho por hacer». Castejón volvió a Madrid hace dos años. Ha trabajado para Karl Lagerfeld, Fendi y Alexander McQueen.
Para algunos, estos momentos de crisis significan oportunidad. El sistema de compra venta ha cambiado. Internet ha revolucionado el sector. Y los consumidores han cambiado. La generación Y consume moda a través de la pantalla del ordenador: portales de tendencias, fotoblogs de looks urbanos, blogs especializados… » Es el momento perfecto para llevar la moda real a la gente.

También he podido comprobar que el fenómeno blogger de moda está muriendo de éxito. Han salido todos los blogueros en todas y cada una de las publicaciones nacionales, casi siempre los mismos. Muy pocos, pero que muy pocos, se salvan de la quema, y son gente que tiene algo que aportar, una visión propia sobre la moda. El resto, una panda de bobas que se van a las 8 de la mañana al parque frente a su casa a hacerse fotitos con el look del día. Lucio Chiné – de los pocos interesantes en este universo, y al que se le ha denegado la acreditación- los describe extraordinariamente bien en su post «No quiero salir en tu blog. No quiero que me hagas fotos».

Así y todo, y como la filosofía de ANTONIA es llevar la información a quien normalmente no tiene acceso a ella (las antonias no suelen estar en ningún front row), aquí os pongo un par de vídeos que nos ha facilitado nuestro partner AVNC, para que comprobéis de qué va la vaina:

{mp4}universocibelino{/mp4}

Aparecen en el vídeo: Raquel Carrera, blogger de moda.

    Redacción: Desirée Di Nitto

    Imagen: Cristina López

    {mp4}escaparatedelamoda{/mp4}

    Aparecen en el vídeo (por orden):

    • Jesús del Pozo, diseñador.
    • Roberto Verino, diseñador.
    • Modesto Lomba, diseñador de Devota&Lomba.

    Redacción: Desirée Di Nitto

    Imagen: Cristina López

    Conclusión: chicas, no os apuréis por perdéroslo: os aseguro que no hay para tanto.

    M. Morgan.