Grandes tragos y pequeños sorbos

Naty Abascal

Nunca llego a tiempo. Conocí a Antonia Magazine cuando ya llevaba un par de años publicándose y escribo esto con dos semanas de retraso. Eso sí, una vez que llego, me hago fan incondicional y sacio mi sed a grandes tragos. Sin embargo, hay amores que matan y mi amor era de los que contribuía a que los servidores se cayeran cada vez que salía un nuevo número de la revista. A partir de entonces aprendí que es mejor beber a pequeños sorbos.

De Antonia me gusta todo: desde un reportaje sobre ropa hasta la crónica de un concierto de música, pasando por los lugares de moda de una ciudad. Incluso si se trata de ropa que nunca pueda usar, música que nunca vaya a escuchar y lugares que nunca llegue a visitar. Da igual, el caso es que me lo cuenten bien y que me lo cuente alguien que sepa. Justo eso es lo que he encontrado aquí, gente que habla con pasión sobre lo que le gusta. Mi parte preferida son los editoriales, aunténticas declaraciones de principios en un mundo (el de la moda, el del arte, el de los medios de comunicación) que se rige por la cantidad frente al de la calidad. Me hace tan feliz ver que no soy el único que lucha contra eso. Los locos somos invencibles.

Naty Abascal, en una entrevista para Smoda de El País, comenta que hay vestidos para ponerse y vestidos para posar. Con las revistas pasa un poco lo mismo: hay revistas para pasar el rato y revistas para ampliar conocimientos. Revistas con fotos bonitas y algún titular gracioso, pero que no van más allá, frente a revistas cuya lectura aporta una visión nueva, ya sea sobre un tema conocido o uno por conocer. Personalmente no me interesa saber cuál es el color de moda, pero sí por qué la industria de la moda avanza de la manera que lo hace. Igual que me interesa más conocer las influencias artísticas de un diseñador que la prenda en sí. Está muy bien arreglarse, pero las mujeres hacemos algo más que echarnos cremas y pensar en ponernos a dieta.

Apartarse del camino ya marcado es peligroso porque no sabes dónde puedes llegar a parar, puedes acabar perdido y, lo peor, puedes malgastar un tiempo que nunca vas a recuperar. Pero también puede ser algo maravilloso porque descubres universos que jamás hubieras pensado que existían. Merece la pena correr ese riesgo, sobre todo si tu vida no es cómo quieres. Le echamos la culpa al mundo por ir tan deprisa, aunque quienes vamos a toda velocidad somos nosotros. Llevamos toda una vida huyendo de las tendencias.

Naty Abascal
Harper’s Bazaar, 1965 Richard Avedon – Helio Guerreiro & Naty Abascal in Ibiza 1967. Foto Richard Avedon