Moda – Fashion Night Out

Cuando salte al aire este número de ANTONIA, Cibeles ya habrá terminado, y la Fashion Night Out, que la precedía, serán un lejano recuerdo.

Tan lejano que habrá quien diga que para qué vamos a contar nada, pero chicas, esto es un número especial sobre la moda, y no podíamos dejar pasar la ocasión de cotillear lo que vimos.

IMG_2893¿Y qué fué lo que vimos en la Fashion Night Out que anunció a bombo y platillo Vogue? Para empezar, un montón de niñas (lo de niñas es literal, 14, 15, 16 años) que habían asaltado el ropero de mamá, y mal caminaban sobre unos taconazos tremendos que las dejarían cojas para unos cuantos días. Gran parte de la culpa del arriesgado look lo tiene la propia revista, que ya indicaba un dress code muy específico: minifalda y taconazo.

IMG_2894Lo segundo que vimos fué a los «recolectores», personajes que se conocían al dedillo qué tiendas y a qué hora daban regalos, cócteles o lo que fuera. Podían ser de dos tipos: los que pedían el regalo y se piraban, y los que «exigían» el regalo y se piraban. En ambos casos, público no habitual de esas tiendas que visitaban, y a los que animaba únicamente un afán coleccionista.

Lo tercero que vimos fué a una cantidad ingente de personas ataviadas como si fueran a una boda, y esto también es literal, no exageramos ni un pelo. Cardados, brillos, trajes de fiesta, lentejuelas… Si espanta en una boda, ni te cuento a las 8 de la tarde en Serrano.

Para muestra, un botón:

(La maravillosa Maite de la Iglesia, hizo un grandísimo trabajo)

 

IMG_2895Lo cuarto, lo que está triunfando el «carbonerismo», para entendernos, «pijas que… se creen Sara Carbonero». Un poco de imaginación, por favor, que la chica es mona, pero de ahí a ser una guía de estilo va un mundo.

Lo último, y pensamos que más importante, lo que se desata el pijerío cuando hacen botellón en su barrio. Ver a chavales al borde del coma etílico un fin de semana es tristemente habitual, pero ver a una señora con su Missoni a punto de echar los higadillos de lo que ha trasegado, es simplemente triste. La falta de costumbre.

Al igual que con La Noche en Blanco, opinamos que este tipo de iniciativas están muy bien, pero la masificación no conduce NUNCA a nada bueno. El que tiene interés por la obra o por el diseño estará encantado de poder acudir en un horario que su vida habitual no le permite. Pero las hordas salvajes que acuden a cualquier evento que sea por la cara (y más si regalan algo, aunque sean caramelos -no digamos ya alcohol), provocarán tal rechazo que no volverán a ir jamás.

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¡Ah! y que hicieran inscribirse al personal en una página, para recibir vía email una invitación, que básicamente servía para que se te carcajeara en las narices (muy finamente, eso sí) el segurata de Yves Saint Laurent, no está nada bien. Se les quedaba a los pobres una carita cuando todos pasabamos por delante de ellos… Les vendrá muy bien a los que venden a sus jefes el tema de los resultados en conversión, usuarios únicos y demás zarandajas de márketing en la net, pero el usuario (que sí que se siente único), se habrá acordado de su santa madre.

Pero consolaros, hasta la inefable Anna Wintour puede cagarla en la gran noche del despiporre fashion.

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