¿Apetece un coreano?

Servidora ni se llama Manuela ni es buena cocinera, será por ello que no me casé nunca, ni con demora.

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Cuando allá por el 90 llegué a Madrid y emprendí esa aventura que se llama vivir en pareja, tenía en mi curriculum culinario muy poco que enseñar. Sabía hacer macarrones guarros (o sea con tomate frito encima y algún que otro trozo de chorizo), freír un huevo (aunque a veces me salía lo blanco quemado por debajo y casi líquida la yema), y poner comida preparada en el horno porque por aquel entonces el microondas era un artilugio moderno poco asequible para parejas recién arrejuntadas. Vamos que si mi santo se quedó conmigo no fue por llenarle el estómago de platos hechos con amor sino por otras dotes amatorias que por ahora no vienen al caso.

En Bruselas que era desde donde acababa de aterrizar lo había podido solventar fácilmente gracias a lo que se llaman Snacks o sea restaurantes de comida rápida a precios módicos… No los confundáis con Mac Donald o cualquier Burger King porque no es lo mismo… Más bien se trata de locales donde te proponen un plato del día sencillo como los que te hacía tu madre en casa y/o de restaurantes de comida internacional y con ellos teníamos como para hacer la vuelta al mundo en menos de 80 días, disponíamos de los Gyros que eran griegos, los Kebbab turcos, los de pizzas y pasti per tutti, los asiáticos y no sólo los chinos, portugueses, españoles, peruanos y además marroquíes, libaneses, sirios, hindúes y un largo etcétera. Hasta existían los vegetarianos, para que veáis.

Es que la inmigración empezó mucho antes en los países del norte de Europa y propició esa variedad de manjares, cosa que en la España de los años 90 no ocurría.

De hecho cuando llegué a Madrid me extrañó mucho la falta de gente de colores por las calles -vamos, los negros, al diablo con lo políticamente correcto yo soy blanca y no pasa nada–, y echaba en falta poder encontrar un restaurante forastero que no sea un Chino o un Italiano. El concepto de comida exótica español por aquel entonces era el TEX MEX y poco más.

Hoy en día, ya pasó y aunque los Españoles son por lo general poco dados a la comida que se sale del mediterráneo, ya se puede encontrar todo tipo de restaurantes de cocina internaciona. El problema es que suelen ser caros y a veces exclusivos. Pero en la variedad está el gusto dice el dicho y hay que comer de todo te decía tu madre, así que hoy os voy a aconsejar un restaurante distinto…
¿Qué? ¿apetece un coreano?
No empecéis a gritar indignados cual 15emeistas, son lo bastante listos como para no proponer perro en su carta, y ¿acaso nos os han dicho que alrededor de un restaurante chino nunca encontraréis un gato ¿verdad? Y bien que vais en masa a cenar allí después del partido del Madrid.

Mejor os propongo un menú para empezar:

bulgogiEl Bulgogi. Es el plato más típico.
Se trata de ternera (he dicho ternera, que no perro) cortada en finas tiras que posteriormente se cocinarán, preferentemente a la parrilla, en la misma mesa. Está marinado con salsa de soja, un poco de azúcar, aceite de sésamo y ajo. Esta receta coreana se sirve tradicionalmente sobre una hoja de lechuga, arroz al vapor, un poco de pasta de frijol. Se come con las manos casi de un solo trago y suele estar acompañado de un plato de 

Kimchi. Que es col china marinada con pimiento o ají rojo molido, ajo y cebolla tierna.

kimchi

mandu-750840También son muy buenos los Mandus, empanaditas rellenas de vegetales y carne, los Kerazan que son unas tortillas de algas rellenas con gambas. Una delicia.

Para los que son más reticentes a la novedad, proponen multitudes de sopas, caldos, platos elaborados con tallarines con pollo, gambas, ternera y, evidentemente, el arroz blanco siempre está presente.

Existe una gran variedad de platos con alto contenido vegetal. Una característica de esta cocina es que raramente contiene productos fritos, al contrario de lo que sucede en la vecina China, donde se suele salir con un empacho de tres días, sus platos suelen ser cocinado en la misma mesa, sea sobre WOK, parrilla o piedra.

Es costumbre hervir o escaldar los alimentos, o asarlos, cocinarlos al vapor, lo cual hace que la comida coreana sea ligera, sana, baja en colesterol y sí, mujeres, bastante dietética, además a los niños les encantan comer con las manos y ver cómo se cocina la carne en la mesa. Suelen quedarse quietos en la silla, todos son ventajas oye. El precio por plato (abundante siempre) suele rondar los 10-15 euros…

Es recomendable tomar un té (Cha como se dice por allí). Hay mucha variedad, a mí me gusta el Yujacha por su sabor cítrico.

Al final de la comida os suelen ofrecer un vaso de Soju que es una especie de aguardiente de alto contenido alcohólico (unos 22º de nada) que se obtiene de la fermentación de granos de arroz, trigo, patatas o boniatos. Apuntad que lo suelen servir caliente y os juro que se bebe cual agua y os deja como dispuestos a empezar a comer de nuevo. Limpitos por dentro.

Mi restaurante coreano preferido se llama cómo no, KOREA (vale, la creatividad la dejaron en la cocina) y se encuentra en
Cristóbal Bordiú, 59
Madrid, 28003 

Chamberí – Ríos Rosas
Horario: L-D de 13.30 a 16.30/ de 20.30

<Metro> L1 Ríos Rosas, L6/ L8/ L10 Nuevos Ministerios
El fin de semana a mediodía aconsejo reservar llamando al 91 554 20 34 (a partir de las 12h que es cuando entran, lo tengo controlado) y pedir comer abajo que es más bonito que el comedor de arriba.

BON APPÉTIT
Cruela De Val