Antes del interrogatorio te advierto: no voy a preguntarte ni tu edad ni dónde vives. Esos son datos que no nos interesan en Antonia. Con un ojo abierto el otro mirando, tres años de confesiones, más que confesiones, relatos y cuentos cortos. Confiesa ¿qué eres, profesora, escritora, periodista?
Soy matemática, una matemática muy corriente para quien entiende las ciencias como lo que para mí debería ser: una disciplina más, que complementa a otras muchas. Di clase un tiempo, después de terminar la carrera, pero no me dedico a la docencia. Desde niña siempre me ha gustado leer y siempre he necesitado escribir. Y digo necesitar porque ha sido así. Hay cosas que nunca he sabido guardarme dentro pero que tampoco he sabido expresar de otro modo, así que escribir me ha ayudado a hacerlo. Ahora me ayuda a seguir creyendo, a derribar certezas para construir otras nuevas. Veo lo que era el blog en su inicio y la verdad, me da un poco de vergüenza jajaja, pero esa era yo hace tres años. Ahora me gusto más, pero solo a veces no te vayas a pensar. Mi espíritu autocrítico no conoce límites.
Hombres e inmuebles. Estas comparaciones nos acercaron en las redes. ¿Somos nosotras como ellos: estamos para entrar a vivir, en plano o necesitando mucha reforma?
Benditas viviendas con o sin vistas que nos han acercado! ¡Bendito seas, Paul!
Nosotras envejecemos mejor. Por lo del pelo, ¡ya sabes! Por lo demás creo que igual que ellos, supongo. Yo he crecido y vivo rodeada de mujeres fuertes, seguras de sí mismas. Frágiles y vulnerables, sí, pero con más pelotas que el toro de Osborne y me gusta pensar que me parezco a ellas, al menos intento vivir como si me pareciese. Esas mujeres no dependen emocionalmente de nadie, no necesitan a nadie, solo QUIEREN. Se apasionan con las cosas que las rodean, con sus parejas, ayudan a sus familias y tienen alrededor su red de seguridad que las ayuda cuando lo necesitan porque no son superwoman, no lo pueden todo, no lo aguantan todo y no son sufridas. Lloran, se ríen, se permiten enfadarse, sienten con y sin miedo y son conscientes de ello. Llevan las riendas de sus vidas, son capaces de reírse de sí mismas y de ver en el fracaso una oportunidad de avanzar. Las mujeres que me rodean tienen opinión firme sobre ciertas cosas, argumentan, se ponen el mundo por montera y viven. Miran alrededor, son empáticas y no se complican con dramas porque saben que los dramas de verdad no avisan, llegan a las dos de la tarde de un lunes cualquiera. Dan, se entregan, pero también piden. Hablan claro. Son mujeres para entrar a vivir y tirar la llave. Así son también esos pisos en los que me hipotecaría para siempre. Luego, porque tiene que haber de todo, también hay mucha niñata. Mucha reproducción de Amelie que rima en asonante y consonante pero sin talento, sabes como te digo, ¿no? A esa gente no hay reforma que la arregle. Vaya por delante que son niñas majísimas oye, encantadoras, educadísimas, algunas hasta inteligentes y leídas…pero sosas, muy sosas. No soporto a la gente cándida, ni tibia, ni tampoco a esas que se creen que por haber nacido mujeres hay cosas que deben pasarles inexorablemente. Esos seres de luz y color para los que puede estar cayendo la puta bomba atómica pero todo es ideal, y siempre merece la pena vivir con una sonrisa, porque hay que hacerlo sin miedo y… todas y cada una de esas frases hechas que han leído en no sé qué puto manual. ¡Ay, esa gente me aburre muy fuerte! Sean del sexo que sean. A esa gente la quiero lejos. Lo que pueden aportarme ya lo visualizo en La Princesa prometida, con la ventaja de que apago cuando me cargan la caja!
Otro de los temas que nos ha acercado es el de LO POCO que nos importa lo que haga, se ponga, diga u opine Cristina Pedroche ¿por qué piensas que pesa más lo que diga esta chica que lo que diga, por ejemplo, Elvira Lindo? Y digo Lindo porque es alguien quien respeto y admiro, por poner un ejemplo antagonista.
Cómo admiro a Elvira Lindo. Tengo pendiente su último libro, pero es que ¡no tengo vida para todo lo que tengo pendiente, Mabi! Pero vamos al tema: Tú imagínate que estás en un bar o en la sobremesa de cualquier restaurante. Un grupo de tíos y tías charlan alegremente sobre cualquier tema de actualidad. En la misma mesa Elvira Lindo y Cristina Pedroche. ¿Tú que crees que pasaría? Pues como mucho, habría un par de humanos que se riesen con los chistes inteligentes de Elvira Lindo, escucharían sus argumentos irónicos e inteligentes y serían capaces de mantener con ella una conversación. Elvira no está hecha para la masa, porque lo que le va a la masa es la jarana. Así que se partiría la caja con los chistes de Cristina Pedroche y asentirían antes sus profundas reflexiones, que no son distintas a las de mucha gente ahí fuera. Este país no es tan culto como nos gusta creernos, y estaría genial empezar a reconocerlo para avanzar. A mí no me importa demasiado que a Cristina Pedroche se la jalee para bien o para mal y me importaría menos si para las decisiones importantes la gente de esa mesa eligiese a Elvira Lindo.
¿Cuántas veces te han dicho que eres poco feminista? ¿cuántas veces te han dicho que eres poco femenina?
Jamás. Vivo en un entorno en el que por lo general no se habla de feminismo, pero sí de machismo. No nos engañemos, mentar al feminismo sigue sin estar bien visto. Y me atrevería a decir que cada vez más. Me flipa que haya gente en este siglo que crea que son antónimos, me alucina que haya quien piense que porque una tía cocine en casa, está fomentando el machismo. Creo que no estamos sabiendo centrar el tiro y nos perdemos en tontunadas. Es cierto que todavía hay tíos (y tías) que te miran muy fijamente mientras hablas pronuncias las palabras mágicas, como si ser feminista fuese ser satán, intentado entender de qué palo vas, incluso sintiéndose atacados. Tíos que no tienen ningún paralelismo con esos heteruzos que representan lo peor del otro género pero que hacen piña con ellos como si se sintiesen parte de la manada. Esto, que puede parecerme hasta natural, no tendría más relevancia si no fuese porque hay un montón de mujeres que hemos aprendido a vivir con las diferencias que nos ha dado pertenecer a este género y esas diferencias no solo son salariales, que son muy importantes, sino que están asociadas a una violencia de género que a veces es física y a veces no y que necesitamos que los hombres se impliquen en erradicarla. Echo de menos que nos ayuden más, que se reprendan entre ellos cuando un amigo se pasa y que no lo hagan en privado, que sea algo público que les hace pensar más delante de lo único que parece infundirles respeto: ellos mismos. Mientras haya una sola tía que tenga que mirar atrás cuando entra en el portal, o que tenga que pensar por qué lugar puede ir a correr antes de que se haga de noche yo seguiré siendo feminista y no entenderé que alguien no lo sea. Lo de poco femenina, quizás alguna vez mi madre cuando no me pongo todo el tacón que le gustaría. Jajaja.
¿Qué es mejor: tener muchos followers o saber quién te sigue?
Tener muchos followers es un postureo que está muy bien para alimentar tu ego, pero nada más. No hace mejor lo que haces, no te hace mejor a ti, solo sirve para que haya más runrún a tu alrededor. Para que alguien entre a tu perfil o a tu página, mire el número de seguidores y piense “ ¿Quién es esta tía? Voy a ver qué hace”. A mí me hace más ilusión que me siga alguna gente a la que admiro o a la que sigo. Me gusta que la gente que me lee esté esperando el siguiente post, no se quede indiferente y me escriba para contarme lo que ha sentido o pensado al leer. El blog me ha traído cosas geniales, acceso “virtual” a gente con la que no habría intercambiado opiniones jamás. Como tú, por ejemplo.
Recomiéndame tres blogs, o cuentas de twitter o escritores a los que seguir.
¡Esto que me haces es una putada que yo hago mucho a mi entorno, jajaja! Odio elegir en esto, lo odio! Jajaja. A ver, yo no me perdería el blog de Los nombres de las cosas, de Laura Ferrero. Es una maravilla. No se `puede tenar más sensibilidad y más talento que esta mujer. Es el único blog al que entro con regularidad, luego visito otros pero ella es para mí un imperdible de felicidad. Hay que leer a Leila Guerriero en El País, siempre, es una orden. y hay que seguir a Milena Busquets que es una escritora maravillosa que descubrí el año pasado y de la que espero con ansia su siguiente libro. Deberías no perder más tiempo y leer a Enric González, a Manuel Jabois o Xoan Tallón. A James Rhodes o a J. R Moehringer también hay que seguirles la pista. Y en twitter pues tienes que ir a pasar un rato majo con el @hematocritico y seguir a @arcitecta que es lo mejor que tienen los 140 caracteres. Y mi reciente descubrimiento mensual y puede que hasta anual es @IsaCalderonPB. Esta mujer eso lo más, ya no me pierdo ni una de sus Reviews Fuertecitas.
Recomiéndame tres blogs, o cuentas de twitter o escritores a los que NO seguir.
Respecto a lo que no tienes que seguir : Jajajaja. ¡Ay, qué putada! Yo creo que hay que leer y seguir a la gente incluso con la que no compartes ideas, eso es sanísimo. Hay que buscar a quién piensa diferente pero es capaz de argumentar sus ideas. Poner en duda las certezas, creo que debería ser obligatorio para todos pero también creo que no del todo mundo se aprende. No, no se aprende de todo el mundo y es más, la vida es muy corta para perderla con gente a la que le falta un hervor o dice cositas así de “profundas” como: “no quiero al PP y no me caen bien los que siguen votándole” o también “yo con mujeres trabajo mejor. Las mujeres trabajan mejor que los hombres”. Ante este par de razonamientos, te llames Cristina Pedroche o Pablo Iglesias no tengo mucho interés en ver lo que haces en la red. Tampoco en la vida.
Dicen que internet ha matado a los medios impresos, pero yo creo que los medios impresos se han dejado morir, sin más. Dime (de corazón) cuáles son los que tú lees, porque libros ya sé que lees con ansia viva.
Creo que ellos se han dejado morir un poco y que nosotros hemos dejado de creer que tenemos que pagar por algo que podemos tener gratis. Algo que parece de perogrullo pero que no lo es tanto, al menos para mí, en otros sectores como la industria musical o el cine en los que hemos ido cambiando las costumbres de consumo y perdiendo ese fetichismo mágico de abir un cd y leer cada letra, ver quien toca cada instrumento… Yo sigo siendo un poco rebelde en ese aspecto. No me compro todo lo quiero porque no puedo, básicamente, pero en relación a los medios impresos sí he ido cambiando mis costumbres pero porque nunca he sentido la misma magia al abrir un periódico o una revista que al hacerlo con un libro o disco. Nunca ha sido para mí el mismo tipo de consumo. Actualmente, compro El País y El Mundo nunca el mismo día y siempre en festivo o fin de semana. Además, desde hace un par de años, estoy suscrita a Jot Down que me encanta y que recibo en casa como una niña la mañana de la noche de reyes. De vez en cuando me compro Vanity Fair, me gusta la mezcla de lo que hacen.
Déjame decirte que soy muy «fans» (así, en plural) de cómo piensas y de cómo escribes. Aunque nunca iremos a un concierto juntas, porque nuestros gustos musicales son diametralmente opuestos. Pero así es mejor, si no la vida sería muy aburrida.
¿Así que no te vendrías conmigo a un concierto, eh? ¿Segura?, mira que yo copa en mano y por puro agotamiento te hago adorar a Ismael Serrano o a Nacho Vegas. Esos tíos son parte de mi conciencia política y…¡venga que me lío!