Nada es lo que parece

la_dama_de_shanghaiSiempre he escuchado que la vida es muy fácil y que somos nosotros mismos los que nos complicamos la vida, y durante mucho tiempo he pensado que esta afirmación tan definitiva como contundente era cierta. Últimamente no sé qué pensar.

El otro día un amigo me dijo:

«Una mujer puede fingir orgasmos, pero un hombre es capaz de fingir una vida entera…»

Frase lapidaria que me dio mucho que pensar, y sobre todo me ha llevado a observar la vida en general y a las personas en particular.

Mi deporte favorito es observar que, aunque no adelgaza nada, enriquece mucho, y yo tengo la gran suerte de trabajar en muchos países y conocer a mucha gente de distintas clases sociales, de diferentes culturas… pobres, ricos, listos y no tan listos, guapos y no tan guapos, y todos tenemos un denominador común, la facilidad con la que nos complicamos la vida. Mirad que paradoja… facilidad para complicar!
Que interesante la vida, que nunca deja de sorprendernos.

Todos estos factores condicionan mucho la vida de las personas, y muchas veces lo he escrito, no es lo mismo nacer en Occidente que en Oriente, y no es lo mismo vivir a todo tren, que haberlo perdido varias veces. Cada persona es un mundo e interrelacionarlos es complicadísimo.

Otro factor decisivo es el carácter de las personas y eso es un hecho inefable.

Si cogemos todo esto y lo metemos en una coctelera y agitamos, tenemos un cocktail lleno de adjetivos difíciles de ensamblar y aun así vivimos pendientes de adaptarnos y de encontrar a nuestra mitad, igual o parecida, que haga que el camino sea más entretenido. Y, cuánto dura esta conexión???

Creo, después de mucha observación, que uno de los grandes problemas de las relaciones humanas es la falta de una total sinceridad con nosotros mismos y con las personas que forman parte de nuestra vida.

¿Cuantas mentiras “piadosas” nos han complicado mucho la vida? ¿Y cuantas cosas hacemos a espaldas de los demás por miedo a una crítica o desaprobación o por vivir una vida “secreta” que alimenta el tedio de la monotonía?

Me llama poderosamente la atención la poca seguridad que mostramos a veces en nosotros mismos, y que hace que según qué situaciones o problemas se los expliquemos a diferentes personas “porque nos entienden mejor”. ¿No será porque no nos sentimos tan juzgados?
¿Y quienes somos nosotros para juzgar? Y, en verdad, ¿qué más da el veredicto que los demás nos den si nosotros estamos seguros de nuestros actos?

Las verdaderas relaciones humanas están por encima de juicios de valor y de críticas solapadas. Las relaciones buenas, las de verdad, se rigen por saber mirar a los ojos y hacer y aceptar las decisiones de las personas, sin mentiras, sin envidias, sin dobles sentidos y con generosidad.

Pero, desafortunadamente no sabemos o no tenemos la suficiente entereza para aceptar las cosas y a las personas, y los sentimientos se cruzan siempre en nuestro camino complicando, casi siempre, las relaciones personales.

Será por esto que las Redes Sociales, en las que Nada es lo que Parece, se han vuelto tan imprescindibles y tan cómodas ¿?

Dina3