Las cuentas claras… o no tanto

dinero

En una de mis múltiples «reencarnaciones» fui jefa de administración de un concesionario de coches, de esos japoneses y caros. Aprendí mucha psicología siendo camarera en mis años mozos, pero creedme cuando os digo que los libros de contabilidad de una empresa, las finanzas en general, revelan un montón de secretos personales.

Allí descubrí que uno de los mundos más oscuros es el de la compraventa de coches usados, y por ende, sus vendedores. Los trapicheos, comisiones, endoses de cheques, dinero en efectivo, eran una trama que si no llevabas un control estricto (y conocías a los interesados), te podía pillar desprevenida ante una auditoria. Y yo tenía auditorías de la central al menos dos veces al año. Los japoneses llevaban la empresa como un reloj suizo, y no se consentían los despistes.

Ahora veo que esa idiosincrasia propia del mundo de los vehículos de segunda mano se ha extendido (como una enfermedad) a muchas empresas.

Ya conté cuando iniciamos esta nueva etapa de Antonia, que durante dos años estuve escribiendo para otros (aún lo hago, pero no tan a destajo). ¿Sabéis cuánto se paga por un artículo en un medio online? Cuando preguntas parece ser uno de los misterios de Fátima, solo alguien de mucha mucha confianza te lo confiesa, no sé si por secretismo o porque le da vergüenza decir la esclavitud a la que está siendo sometido. Pues bien, yo lo digo aquí, clarito: según el medio, puede oscilar desde los 15 euros hasta los 80 euros por un artículo de entre 300 y 800 palabras (menos de 300 palabras no indexa en google, así que te lo echan para atrás). Eso los redactores «normales». Los precios que se pagan a las estrellitas (a las que el 99% de las veces hay que corregir y editar sus textos, pero el nombre es el nombre) están guardados en una caja fuerte en Suiza. Ni bajo tortura te lo confesará un director de publicación.

En muchas ocasiones tú propones un tema y si te lo aprueban lo escribes. Otras directamente lo escribes y esperas a que te digan que sí y lo publiquen. Esto puede pasar enseguida o tardar tres semanas, correo va correo viene, y a la tercera vez que preguntas te dicen que «le des una vuelta», y tienes que volver a escribirlo. O te dicen que no, y al día siguiente aparece publicado un artículo de un colegui del redactor jefe exactamente de lo mismo. Que levante la mano al que le haya pasado esto. Mejor que la levante al que no, que acabamos antes.

Trabajo que no se publica no se cobra, así que puede que escribas tres veces un tema y te paguen ¿15 euros? Sí, está pasando. Descuenta además IRPF y autónomos y verás lo que te sale… Por no comentar que con los artículos no publicados más de uno de nosotros editaría un libro, y de los gordos.

Curiosamente, los medios que pagan menos son los más exigentes, los de artículos de 800 palabras, temas originales, edición gráfica por tu cuenta (con fotos de puta madre y gratis), y a los que más tienes que perseguir para que te publiquen y luego te paguen.

Luego está el tema de cuándo se cobra (si se cobra). Hasta que no publicas no puedes emitir factura. Las facturas tienen que estar en poder del responsable de autorizar los pagos antes del 20 de cada mes para que, si se pasa a tiempo a administración, te lo paguen el 20 del mes siguiente. Si alguien se despista en el proceso, irá para el 20 del mes siguiente (a veces pasan dos y tres meses desde que publicas hasta que cobras), y tienes que hacer de Cobrador del Frac en no pocas ocasiones. Tú pagas luz, internet, el desplazamiento a las presentaciones, etc. Aquí no hay horario. Las jornadas laborales son desde que empiezas hasta que encarte (8, 10, 12 horas…). Si divides lo que cobras por el tiempo que le estás echando, cuelgas los trastos y te dedicas a vender droga, que es mucho más rentable e igual de inestable.

Eso si te pagan. Hay medios que piden trabajos cerrando un precio. A los dos meses persiguiéndoles para que te paguen, te dan otro precio. A los seis meses no te contestan, y al año te dicen, con to su coño, que no te van a pagar porque pagarlo «desvirtúa el concepto del proyecto». Publicaciones que se venden a 12 pavos en un quiosco, ojo.

La competencia es feroz. La movilidad en medios cuasi infinita. Y los redactores jefes o editores jefes de web cuando entran a ocupar su cargo tienden a favorecer a sus amigos, por lo que estás siempre con la espada de Damocles encima: no sabes nunca cuándo te van a dar la patada o quitarte la sección. Así que lo único que te queda es confiar en tu buen hacer, e ir trabajando por un lado tu prestigio y por otro tu dignidad. Y de esto podrían hablar MUCHO Sabina Urraca, Diana Aller y El Hombre Confuso.

No sé yo si nos arriendan las ganancias, la verdad.

DINERO

9 Comment

  1. Buenas tardes. El secretismo está a la orden del día, pero no porque nos dé vergüenza. No sé dónde trabaja el resto de autores, pero diré en defensa del sector que alguien que dedique 8 horas al día redactando está en la parte alta de la pirámide del autónomo jejeje

    El problema son los contratos de protección que se firman con intermediarios o empresas. Yo he firmado uno en el que, como en toda empresa, se me prohíbe divulgar cuánto se me paga por pieza. Un dato bastante absurdo porque (lo que sí puedo decir es: DEPENDE.

    Depende del cliente, del volumen de trabajo, de la calidad y profundidad que quiera tener. Depende del tipo de trabajo (hoy te mando un contenido patrocinado, la revisión de un artículo, la maquetación de otro…). También depende de la destreza y labia del que ofrece sus servicios. En mi caso diré que la horquilla la creía hace unos años entre 5 y 20 euros, pero que ahora redacto entre 35 y 250, entre 600 y 2000 palabras, y entre «lo que me salga de ahí» y «estos son los pasos que tienes que seguir».

    También puedo decir que soy autónomo y hace tiempo, redactando 4-5 artículos mensuales, vivía por debajo de la mitad del umbral de la pobreza. Ahora el cuento va cambiando mes a mes. Se te valora más, trabajo llama a trabajo, y trabajo de calidad a trabajo de calidad 😉

    1. Mabi Barbas says:

      Hola, Marcos. Te copio-pego parte de un comtrato de cesión de derechos que me hizo firmar un editor y ex-amigo, con quien previamente había llegado a un acuerdo verbal (que SÍ incluía compensación económica por mis reviews):

      «I.- Que el EDITOR es una Entidad Mercantil titular de los derechos sobre un magazine de estilo de vida publicado a través de Internet denominado http://www.XXXXXX, (en adelante, XXXXX) proyecto que se desarrolla en la actualidad sin ánimo de lucro alguno.

      II.- Que D…………. es autor de todos los «reviews» o colaboraciones que aparecen publicados en XXXXX bajo su nombre o aquellos que bajo el seudónimo …………… hubiera realizado y de los que, en su caso, aporte tras la firma del presente Contrato (en adelante, la OBRA), y titular en pleno dominio de cuantos derechos son objeto del mismo, no percibiendo en la actualidad retribución alguna en contraprestación a dichas colaboraciones como consecuencia del acuerdo adoptado con el EDITOR y su interés en participar en el proyecto.

      III.- Que hoy por hoy XXXXX no tiene ánimo de lucro y que no genera ningún tipo de ingreso, aunque no se descarta que el proyecto pudiera quedar orientado a su explotación económica en algún momento.

      IV.- Que el EDITOR se halla interesado en adquirir y el AUTOR en ceder los derechos de explotación de la OBRA para XXXXX en las condiciones que se dirán»

      Los puntos I y III son falsos, puesto que percibía ingresos por publicidad, variables, como todo el mundo, pero los percibía.

      El punto II también es falso, puesto que había un acuerdo verbal de contraprestación económica.

      Lo más absurdo del tema es que si les dices ok, pero la edición gráfica me la suministras tú, te dicen que no tienen recursos. Si les dices que te acrediten por el medio para ir a tal o cual feria del sector, tampoco, te tienes que buscar la vida. En muchos casos es un «lo tomas o lo dejas». Yo lo dejé, a este en concreto, porque me estaban tomando el pelo.

      Y de lo calidad de los contenidos… te sorprenderías. Esta planicie de contenidos que vivimos se debe a que todo dios, a estos precios, tira de notas de prensa para redactar reviews. Porque encima que me pagas poco, tarde y mal, no querrás a Gay Talese ¿no?

      Tenemos a José Confuso, que, como ha dicho en Facebook, se tiene que hacer un mínimo de 60 o 70 colaboraciones al mes para poder vivir de esto. Y lleva un huevo de años currándoselo.

      Como dice Lola Fernández, escribir es para ricos, una profesión gentrificada.

  2. Mabi Barbas says:

    [Este comentario es del autor Pedro Delgado, que sin querer he mandado a la papelera. Sorry]

    Hace unas semanas recibí este correo con esta fantástica oferta de trabajo. Creo que abona a la discusión por la falta de respeto (o conocimiento) a los procesos reales de escritura,

    «Quería informarte de que nos interesa que colabores con nosotros redactando el contenido de algunas páginas. Los artículos serían de 1000 o 300 palabras, te los pagaríamos a 4 y 3€ respectivamente (+ IVA) y te pediríamos unos 100 al mes. Necesitaríamos que emitieses factura. La duración todavía no te la puedo confirmar, pero estamos empezando con esta estrategia y tiene mucho recorrido, pues hay mucho trabajo que hacer y contenido que redactar.

    Respecto a la dinámica de trabajo, te daríamos las fuentes y módulos de redacción junto a una plataforma de edición similar a WordPress.

    La idea es que, si te interesa nuestra oferta, hagas un post de prueba, sobre una página real, y si todo va bien por ambas partes, empezar con la dinámica de encargos de contenido. Te cuento el post que nos tendrías que enviar lo antes posible:

    Un post, como te comentaba, de unas 600 palabras sobre construir una casa en XXXXX

    El contenido ha de ser sobre información y pautas que pueda seguir una persona que desea construir su casa. El tono ha de ser informativo pero informal. El resultado idóneo es que el artículo pueda resultar útil para los usuarios, con contenido interesante y que, pese a lo poco «atractivo» del tema sea fácil de leer. Puedes incluir cualquier tipo de contenido o datos y estructurar el texto como quieras pero tiene que lograr ser un texto que aporte valor al usuario que se enfrenta o está interesado en una construcción».

    Y corto, porque luego vienen los halagos y la entusiasta invitación a que colaboremos juntos.

    1. Mabi Barbas says:

      Hola, Pedro.
      A estos que piden 3 post diarios de 300 palabras a 3 euros la unidad, los sentaría una semana, solo una semana a hacerlos, a ver si tienen capacidad para ello. La gente se cree que si tienes facilidad para escribir, las ideas surgen sin parar, que eres una biblioteca andante porque, joder, eres listo, tú escribes con tildes y sin faltas de ortografía, esto te lo haces en un plis.
      Una semana, en serio. A ver qué tal.

      Gracias por comentar, majo. Somos muchos damnificados por el sistema. Lo mismo hay que hacer huelga de teclados caídos, o una huelga a la japonesa de copy-pastes a saco, no sé

  3. Silvina says:

    Hola, yo soy Maquilladora y cuando trabajas para editos de revistas grandes la historia tampoco cambia mucho, ellos juegan con ese balance entre las publicaciones que necesitamos para tener más curros y contratos con las empresas cosméticas (así si alguien nos representa podemos tener material de calidad sin que se nos vaya la vida en pagarlo todo) y el «prestigio» y nombre que te da aparecer como maquillador entren sus páginas… Esto o lo haces de intercambio o te lo pagan a noventa días si es que lo cobras dentro de esa bicicleta sin fin en la que empiezas a pedalear y hay miles de excusas para no pagar…

    Tu artículo me recordó a una charla TED que dió un escritor y periodista argentino que cuenta como es ese círculo vicioso en el que entra ustedes y como «matar al intermediario, limpiar la escena del crimen y encontrar una coartada creíble»… te invito a que la veas cuando tengas un ratito

    https://youtu.be/_VEYn3bXz34

    1. Mabi Barbas says:

      Hola, Silvina. Es que el tema de los maquilladores y peluqueros para las producciones editoriales tienen su particular infierno. No hay dinero muchas veces para pagar maquillaje y peluquería, y se habla directamente con las marcas, para que sean ellos los que manden gente de su equipo a cambio de créditos de belleza. Para las marcas es publicidad, para la publicación un gasto menos, pero te digo que nadie en una redacción se preocupa realmente de si a ese trabajador se le paga o se le exige. Una vez reduces ese coste, parece que todo lo demás no importa. Y oye, mucha tabarra sobre «moda sostenible no realizada por manos esclavas», pero que anden explotando al maquillador que te soluciona el problema por lo visto no cuenta.
      Gracias por comentar. En cuanto tenga un momento le echo un ojo.
      Besos.

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