Diferencia entre «replicar» y «duplicar»

– «Dime con quién andas y te diré quién eres»
– «Todo lo malo se pega»
La cantinela de mi madre sonaba, invariablemente, tras la puerta del baño, mientras me arreglaba antes de salir, cada fin de semana. Yo entonces la tomaba por loca, bueno, por «madre pesada», que a esas edades es lo que corresponde.

Con los años, me he dado cuenta de lo que estas sentencias significaban en realidad. No era porque las vecinas te criticaran por verte con el Johnny (o el Churi, el Cabra, el Pa…), sino por lo poco que podían ofrecerte esas compañías, más allá de salir corriendo si veías a un policía o hacer alguna que otra travesura.

En mis tiempos, los peligrosos eran el Johnny y sus colegas. Ahora, además de los típicos aspirantes a delincuente que pueda encontrarse mi hijo en su adolescencia, me preocupan, y mucho, los insustanciales. Esos que sueñan con cupcakes y eventos de pintarse las uñas o ponerse un tampón y decir que es ma-ra-vi-llo-so; que VIVEN en, por y para Twitter; que te comentan Gran Hermano como si les fuera la vida en ello; y que quieren una tablet, pero no para leer libros o estudiar, sino para ver con sus amigas la vogue, pero ni siquiera la francesa, la italiana o la americana (que al menos aprenderían algo de idiomas), no, la española… ¡ay, dios!.

Me preocupan tanto porque los insustanciales, los iletrados, están tomando posiciones en muchas publicaciones. Gente que termina la carrera de periodismo pero que te dice que adoran las revistas, pero que en realidad odian escribir» (?!!), que no sabe poner un titular, que tiene faltas de ortografía. Y que contrasta la información buscando en la Wikipedia.

Me inquieta enormemente que en la cúspide del zeitgeist español esté Paula Echevarría, y eso, da mucho miedo. No porque ella sea la fuente de todo mal, sino porque da una idea de la poquita inteligencia que nos gastamos. La justa para pasar el día.

La falta de criterio y la insustancialidad es lo que nos está convirtiendo en una sociedad de idiotas, capaz de tragarnos lo que sea si lo dice un mongolo con corbata por la tele o una tía buena en un anuncio.

En mi adolescencia, al igual que ahora, intenté relacionarme con todo tipo de personas, pero con una cualidad común: QUE SABÍAN PENSAR Y SABÍAN DECIDIR POR SÍ MISMOS. Tenían muy claros los conceptos de lo que está bien y lo que está mal. Y si hacían algo mal, sabían aceptar las consecuencias.

Somos insustanciales, ya no pensamos por nosotros mismos, la linea entre lo que está bien y lo que está mal es más indefinida que nunca, y NADIE paga ni acepta las consecuencias de sus actos o malas prácticas.

Vivimos en la época del resultado rápido, del premio fácil, del estás conmigo o estás contra mí, sin aceptar que, a lo mejor, ese que te está criticando te está dando una lección, pero no porque lleve más razón que tú, sino porque te está enseñando otra manera de ver las cosas.

copycat

Ahora se fomenta la copia antes que la creación. Que copies actitudes, maneras de escribir, de vestir y hasta de pensar de otros. Hasta los jefes te piden que repitas hasta la aburrición, antes de presentar algo nuevo. ¿Algo nuevo? ¡Qué horror!

elhombreconfusoAhora, cuando ves algo repetido o aplaudes como si te hubieran hecho una lobotomía o eres un troll. No hay término medio.

Me pasa muy a menudo, lo de que me llamen troll. Hace unos días sin ir más lejos. Señalé el más que sospechoso parecido de tema, referencias de personajes (y hasta fotos) de dos artículos de dos revistas pertenecientes a la misma editorial. Pregunté a la redacción de la primera revista que publicó, y me dijeron que la 2ª revista había «pedido permiso» para hacer lo mismo.

Ok. Lo sabían, dieron permiso, pero plagiaron el tema. Eso es así.

Enseguida se encendió el TL de @antoniamag en Twitter. Me llamaron troll, subnormal, juez de internet, y unas cuantas chorradas de patio de instituto. Vale, hazte el mártir (#DramaEnTwitter) y llámame lo que quieras: has plagiado. Lo que es, es.

En vez de reconocerlo, soltáis la excusa de «la estrategia en internet». Si era un «encargo», debería haber salido tu jefe, el responsable, a defenderte, no a generar más polémica para subir visitas a un artículo mediocre (*). Él debería haberte enseñado la diferencia entre «replicar» y «duplicar».

Si hubieras cambiado de personajes y referencias (en un tema más manido que el look de las celebrities en Coachella, no resultaba difícil), si hubieras cambiado la foto, o, mejor aún, si la revista le hubiera encargado el artículo a alguien con dos dedos de frente para darse cuenta de que cuando te dicen «escribe la réplica a este artículo» no significa que escribas lo mismo, pero poniendo una lista (¡una lista! Zzzzzzzzzzzz…) en vez de un texto corrido, significa que «le des una vuelta» y que hagas periodismo… (oh, wait…!).

Pero claro, a lo mejor para eso habría que leer un poquito, o tener recursos, o ser periodista, o ser decente… Lo sé, pido demasiado.

– «Dime con quién andas y te diré quién eres»
– «Todo lo malo se pega»

Esto también sirve para comprobar qué clase de jefes tienes. #DeNada.

En serio, me da mucho miedo el insustancial futuro que me espera, primero a mí, después a mi hijo. Y espero tener la capacidad de enseñarle que hay cosas que están bien y cosas que están mal. Y, sobre todo, enseñarle a aceptar las consecuencias de sus actos.

Os dejo, espero en cualquier momento el ataque de «grandes estrategas» y «enormes talentos periodísticos».

Por Mabi Barbas, mamá troll

(*) Es guay eso de tener un pardillo que cargue con el muerto mientras tú te descojonas… Quizá debería pensármelo… Noooooo… No es mi estilo, y soy de estómago delicado, estas actitudes me hacen vomitar.