Caitlin Moran podría ser una de mis mejores amigas, de esas con las que quedas para tomarte algo y «comentar» tu vida, y terminas liándola en una karaoke a las 3 de la mañana.
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Los capullos no regalan flores
Los capullos no regalan flores. No, no regalan flores, ni son detallistas. Los capullos son eso, capullos, y ni tú ni Lara Croft podría cambiarles.
La fiera de mi suegra. Capítulo 9
Mis primeros meses de Nanny como lo llaman hoy en día pasaron rápido, muy pronto me hice con el control de los niños y de la casa entera por qué no decirlo.
La fiera de mi suegra. Capítulo 8
Me contrataron a la primera, claramente no se habían esperado a una postulante con mi perfil y envergadura, vestida de Chanel – uno de los últimos regalos de mi querido Marcel, estuve varias veces a punto de venderlo, mi hermana era firme candidata (y eso por encima de mi cadáver)…
La fiera de mi suegra. Capítulo 7
Ante todo quiero disculpar esa larga ausencia que en un principio se suponía veraniega, se hizo otoñal y como me olía que podía volverse invernal, saqué el látigo y exigí a mi nuera-negro que se ponga de inmediato a ello. Sí todo fue culpa de ella y de su supuesta falta de tiempo e imaginación.
Los finales, por Javier Ubieta
Sabía desde hace tiempo que nuestra historia terminaría pronto, pero el principio del fin se precipitó mucho antes de lo que yo hubiera pensado. Eran las siete de la tarde del sábado, los días de abril estaban discurriendo tan cálidos, delicados y luminosos que invitaban a aprovecharlos hasta el ocaso. Yo permanecía estática, apoyada en la baranda del balcón, mirando fijamente al lago del horizonte. De fondo sonaba la trompeta de Miles Davis. El aire olía como a uvas. Fingí no escuchar su pregunta.
Lecturas para despechados con Cupido
No, no vamos a ofrecerte libros para que te enamores. Ni para que conquistes al vecino del quinto (o a la vecina del bajo). No vamos a curar tu mal de amores ni a celebrar contigo que Cupido dio en la diana. Preferimos sumarnos a los #planesparael14defebrero ofreciéndote cinco lecturas para corazones solitarios (o emparejados, pero no convencionales).
Soy Lo Peor – CAPÍTULO 10 y ÚLTIMO
Como bien habréis imaginado, se acerca el momento que lleváis esperando desde un principio. Espero no haber decepcionado a nadie por no haber comenzado directamente con los detalles escabrosos. Prefería que me conociérais un poquito, que supiérais de mi propio puño y letra quién soy, todo lo que aconteció en mi vida las semanas previas al terrible hecho que le dio la vuelta a mi vida, como bien sabéis, y que me convirtió en el centro de atención de cada periódico, de cada programa de televisión y de cada telediario. Se han dicho de mí muchas mentiras, muchísimas, y por eso he escrito esta novela
Libros de amor, desamor y otras cosicas…
Soy una lectora compulsiva. Si un libro me engancha, soy capaz de quitarle horas de sueño a mi más que necesario descanso. Debería dosificar, lo sé, porque me paso la vida leyendo, ya sea el periódico, un libro, artículos ajenos, artículos propios… pero es que soy así. Creo que es de las pocas cosas de las que no me canso. Y eso que soy una inconstante y me canso enseguida de todo. A veces, si no encuentro lectura nueva que capte mi atención, releo libros viejos. Siempre encuentro nuevos detalles en los que no había reparado la primera vez.
Soy Lo Peor – CAPÍTULO 8
La maraña plateada de relámpagos, bordada en el cielo nocturno y carente de estrellas, fue el faro de guía hacia la salida. No me molesté en mirar al rostro del asesino, así de un brazo a Elisa Tortorici, y tiré de ella. Un trueno hizo temblar el firmamento y que la luz se desvaneciera, dejando de nuevo a ciegas la oficina. Palpé la puerta hasta dar con el pomo, no muy lejos de nosotras, Erebus agitaba la vara de hierro, confiando en exceso en su suerte. La abrí y salimos al pasillo, desorientadas pero decididas a salvar nuestras vidas.