Chiara Ferragni. Diseccionando influencers

chiara ferragni

Lo peor de trabajar en el mundo de la moda y las revistas es tener que asistir al ascenso imparable de personajes que (en mi opinión) no tienen nada que aportar a este universo, mientras que los que (en mi opinión nuevamente) aportan talento, creatividad, estilo, innovación… terminan desistiendo.

Cuando en ocasiones he afirmado que el egobloguerismo es una de las lacras de la Humanidad, no me refiero a todos los egoblogueros, pero sí a una buena parte de ellos que es que de verdad no sé qué le encuentran sus fans. Para muestra, un botón: Chiara Ferragni, una especie de pan sin sal que lo peta fuertemente.

Este mes nos andan braseando de todas partes con ella (qué bien funciona su equipo de marketing): portadas, editos, entrevistas… El País ha publicado una vídeo entrevista con ella, traída al hilo de su influencia desde el mundo digital, y encasquetada en la sección de «COMUNICACIÓN, ESTILO DE VIDA, TECNOLOGÍA, VIDA DIGITAL».

No sabría por dónde empezar a comentar esta entrevista, así que se lo he pedido a Jabier Ubieta. Lo hará mejor que yo, con más gracia y muchos mejores argumentos (lo que yo diría sería menos sutil, palabra).

«Ay, Mabi, menos mal que no me das este tipo de disgustos a menudo, corazón…
Te cuento mi punto de vista:
1.- No creo que el jogging style sea el mejor atuendo para responder preguntas en una entrevista delante de una cámara. Esa sudadera gris debe de ser comodísima para estar por casa, pero con una camiseta o una camisa blanca (algo casual y despreocupado, cercano a la imagen que -se intuye- nos quiere dar) estaría un pelín más correcta o, al menos, no parecería que acaba de dejar el tazón del desayuno en la mesa de la cocina para que se lo friegue su madre.

2.- Pone cara de asco todo el rato. Igual ella no es así de continuo. Parece que esté limpiando un pozo séptico, cuando en realidad, lo que tendrían que haber hecho es contratar para la niña un servicio de aromatización ambiental para que el set oliera a un pachuli fresco y oriental, mejor de marca. Ocurre, a veces, que en estas cuadrillas se adoptan gestos raros porque singularizan. Una, pronuncia la ese como si ceceara; el otro pone morritos y marca pómulo; aquella, con cada caída de párpados está dando a entender “me agobio”, y esta mujer ¿tiene? / ¿pone? cara de grima. Si hubiera hecho un posgrado de comunicación (o algo), seguro que algún profesor le diría en uno u otro momento que habla con cara de aborrecimiento. A mí, en una evaluación del segundo máster, me dijeron que si pretendía que una empresa comprara mi campaña a través del tono con el que me había dirigido al jurado, lo iba a llevar clarinete (es cierto, iba muy subidito, el trabajo a presentar me parecía un poco como para lerdos, era en grupo y me tocaba la parte que menos me gustaba)

3.-“Todo se ha democratizado desde la llegada de las redes sociales” ¿A qué se refiere? ¿Por qué estoy tan harto de oír hablar de la democratización? ¿Se está refiriendo a la moda o, mejor, al lujo, como esta cadena de peluquerías cuyo lema es “lujo asequible”? El lujo no es asequible ni democrático, pero es que no lo ha sido antes, no lo es ahora, ni lo será nunca. La moda (la alta moda) tampoco. Hombre, si se refiere a que hoy cualquiera puede ver en streaming el show de pasarela de McQueen para el invierno que viene, sí, porque internet es una herramienta fundamental ya. Pero estoy convencido de que no se refiere a eso. Yo puedo tener cuenta en Facebook, Ello, Instagram, Twitter, en tooooooodas las redes sociales. Y puedo ver, pero no acceder, que no es lo mismo. Claro que todo depende del cristal con que se mire, si acceder al arte es llevar una tarjeta VIP de ARCO, pues (apaga y vámonos) sí. “Hala, hija, ya has accedido. ¿Estás contenta? Pues vuelta”. Si te acuerdas de A.R., cuando me pidió escribir sobre el lujo, le dije que no podía. Por una razón muy sencilla, porque mi concepto de lujo (material) dista años luz del suyo. Para él era un vestido de alta costura. Para mí no. Alguna vez te lo he comentado. Podría ser lujo que se te antojara que la casa Hermès diseñara un bolso de mano exclusivo, solo para ti (una unidad) y que, además, lo hiciera en serpiente teñida de un color púrpura único como el negro que ha comprado Kapoor, forrado de capas de seda multicolor, claveteado con tachas de platino y con un cierre de aguamarinas y zafiros tallados por los mejores orfebres de la casa Cartier. Asistir a los bocetos de su nacimiento, al proceso de cosido de las aristas, de la elección del hilo… Yo qué sé. Eso sí puede ser lujo, sin ponernos a filosofar en cosas no palpables, obviamente.

4.- “Para los valores, creo es el mejor momento”: Los valores no tienen momento, hija de mi vida. Los valores se tienen en el primer mundo y en el submundo más miserable y no los da la sociedad de la información. Los valores se adquieren, se tienen, se cultivan, se fomentan, se enseñan, se nutren y se sienten.

5.- “Es embajadora de una revolución”: Seguramente quiere decir que es un producto de ese universo al que se alude y referente del mismo, representante en cierto modo del mundo blog, tan trillado. Pero no es embajadora de ninguna revolución.

6.-“Mejor tu propio blog / plataforma”: Correcto, la singularidad es una característica fundamental. El otro día leí un pie de foto escrito por ti que me encantó. Sonreí. “Esto solo lo puede escribir Mabi”, pensé. Sí (el de Slimane, justamente)

7.-Confunde el término esnob, que utiliza bien la primera vez, cuando dice que no lleva a nada ser esnob (imitar actitudes de otros que no te corresponden), es cierto. Pero luego dice que la industria de la moda era esnob y cerrada. ¿No lo sigue siendo? ¿Por qué no? ¿En qué sentido no lo es? ¿Tal vez por conseguir un asiento en una front row, como las Kardashian? Ay… ¡Cuánto confundimos! Desde luego que antes todo era más hermético, pero la apertura tal vez tenga mucho más que ver con lo económico, con el mercado, con las cifras. No con la accesibilidad, ni con el aperturismo. Los planes de negocio marcan unos números que hay que alcanzar para cerrar el año y las señoras con posibles (con muchos posibles), que son cuatro docenas en el mundo, no compran tanto como para que el debe y el haber se equilibren. ¿Qué hacemos? Nos dirigimos a captar un target determinado y se cambia el environment del mundo fashion para que las jovenzuelas hijas de esas cuatro docenas de señoras pudientes campen a sus anchas. Ellas, sus amigas, las amigas de sus amigas, estrellas de pop a las que admiran, actores y actrices mediáticos y celebrities de todo pelaje. ¡Todos al mismo saco!

Su discurso es manido y prepotente. Y tal vez, si estuviera un poquito más “hecha” podría convencerme de algo. Claro que yo vuelvo a mis 23 años y creo que no sería ni capaz de sentarme siquiera ante una cámara. Pero los tiempos cambian y hoy –afortunadamente- salen todos más espabilados. Honestamente, me parece otra más. Otra Pelaya.

Crédito imagen portada: Chiara Ferragni Becomes First Blogger To Land A Vogue Cover – Huffington Post Canadá

2 Comment

  1. […] …Para muestra, un botón: Chiara Ferragni, una especie de pan sin sal que lo peta fuertemente…  […]

  2. Balbina Arias says:

    … terminan desistiendo. Esas palabras lo resumen todo. Esas y ‘toda una vida huyendo de las tendencias’.

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