Descubriendo a Las Bistecs

Sí, lo reconozco, ayer fue cuando realmente descubrí a Las Bistecs. Fuí de los que cuando escuché su primer hit, ‘HDA (Historia del Arte)’, y pensé «Pues como una coña es divertido» y a partir de ahí lanzamiento tras lanzamiento fui incapaz de empatizar con la letra, la música y su peculiar estilo. Mis amigos estaban emocionados ante este descubrimiento, quizás yo ya había pasado por otros grupos como Alma X, Chico y Chica o Putilatex que han jugado en una liga parecida, pero no… ayer descubrí el verdadero poder del electro-disgusting.

Han conseguido lo que muchos otros grupos les gustaría: Llenar el Ochoymedio y abrir una segunda fecha que, todo indica, volverá a estar hasta la bandera. Y no, no os equivoquéis, no estaba lleno de personas que pasaban de ellas como en algunos grupos musicales de moda (¿Recordáis aquel concierto de The xx en La Riviera donde la gente no paraba de hablar?) si no que estaban llenos de un público entregado a la causa, a las canciones y causando un fervor que pocas veces he visto en este lugar.

Las Bistecs, formado por Alba y Carla y producidas por Bonita Machina, confesaron que esto nació como un chiste pero gracias al público, querido público, fue poco a poco en aumento: de tres canciones a un disco (‘Oferta’) financiado por un crowdfunding que consiguió casi 11.000€ de recaudación cuando ellas tenían su punto para conseguirlo en 4.000€.

Pero sólo he sido capaz de ver el potencial de Las Bistecs tras el directo. Un directo donde además de sus canciones, que tienen mucha más potencia que en el disco, con sus diálogos, conversaciones y naturalidad en el escenario que a uno no le queda más que entregarse y sonreír.

Las Bistecs no serán las que mejor canten y bailen pero si que tienen una capacidad y elegancia para ligar, coquetar y conquistar al público de una forma natural,como si eso fuera algo sencillo. De hater a lover sin pasar por la casilla de salida.

Si queréis verlas en directo repiten en el Ochoymedio madrileño el 29 de septiembre y el 9 de octubre en la sala Apolo de Barcelona. Avisados quedáis.

Fotografía: Torres Ibarzo